Fecha: 09 de Noviembre, 2021
Autor: Coffe17
Parte II: La "nueva" fiebre de John Wick
Parte III: Estilo sobre sustancia - un mal necesario
Creo que la fascinación por el cine de acción es algo que está en mis venas, ya que recuerdo desde niño ver montones de filmes de acción de todo tipo de décadas, desde las en ese entonces recién implementadas escenas bombásticas que contenían las cintas de los 70’s y 80’s hasta la nueva ola de los 2000’s caracterizada por una búsqueda enfocada en la estética y valores de producción; pasando por las obras noventeras que intentaban dar con ideas creativas (cuando no se trataban de secuelas de obras ochenteras).
Ese gusto posiblemente se lo deba a mi padre, que al igual que yo veía esas secuencias de suspense con todo el respeto dado que todo debía de estar bien planificado, tanto en imagen como en coreografías.
Pero si uno es sincero consigo mismo notará que la acción en el cine moderno no es más que una mala mezcla de CGI mal implementado en las coreografías más aburridas y que, lo que nos concierne el día de hoy, no buscan tener una identidad.
Eso hasta que noté que hay un par de películas que me hicieron recordar parcialmente lo que se sentía ver una buena escena dentro de este “género”. Hoy quiero hablar sobre la vez que vi Baby Driver (2017).
Primeramente ¿Por qué metí toda esa charla sobre la acción si ese no es el enfoque en esta cinta? Eso es una verdad a medias, pues sí tiene un tratamiento de la acción dado que es una película que trata sobre atracadores de bancos siendo lo más visualmente explosivo posible; pero el enfoque que trata de dar esta película es sobre dos conceptos que no serán evidentemente originales, pero sí creativos en su forma: el protagonista y su interés musical.
Lo primero: el protagonista es esa típica fantasía que uno puede tener sobre ser un máster tras el volante; la parte importante es que no se trata de un simple conductor, sino de un chico que tiene que trabajar con criminales altamente organizados por una deuda que tiene con uno de ellos.
¿Trama interesante? No mucho, pues es tres cuartos de lo mismo: se enamora, ve que lo que hace es malo y busca redención, en uno de sus atracos todo le “male sal”, lo tratan de matar y acaba rindiéndose, es juzgado y muestra que era solo un “chico bueno con la gente equivocada”... Meh. Pero es justo aquí cuando aparece el verdadero interés del director: música y la sincronización.
No sé por qué cuando pienso en música y sincronización pienso en Chungking Express, pues esa película lo que más hace es transicionar entre música diegética y extradiegética para hacer que la armonía de la escena no se pierda y se enfatice la forma de relación entre la pareja de la segunda historia. Pero el caso de Baby Driver va más hacia la línea de estar casi en todo momento buscando sincronizarse con sonido que le quede bien.
Muy pocas escenas poseen silencio y cuando lo tiene llega a sonar ligeramente un zumbido (dado a que se supone el protagonista tiene tinnitus y se busca que el espectador escuche lo que Baby escucha). Pero cuando se trata de poner la música, en esta se busca que todo lo que aparezca en pantalla coincida con lo que está sonando: una persecusión a pie donde cada interrupción con muros o bases de edificios sonará un instrumento distinto que pertenece a la misma canción, disparos que van acorde a las guitarras de la música, momentos donde la canción parece cambiar de acorde y en la escena se presencia un cambio de toma... Muchos ejemplos de ese estilo.
Parece como si se tratara de cualquier cosa, pero sincronizar las cosas (y más al nivel de la película) es tarea más complicada de lo que aparenta, pues la composición del escenario y lo que se está presentando en imagen en el momento debe de estar acorde con la música; además que como la música juega aquí un papel importante, cada canción debe tener sentido dentro de la escena, representando aumento de intensidad, peligro, o alegría.
Creo que es cuando el concepto se lleva a la práctica cuando uno entiende que esto es algo más que solo poner cosas bonitas en pantalla mientras suena algo; eso es lo que hace John Wick y en todo momento se ve que la música y la imagen rara vez están bien sincronizados, por lo que eso le da ventajas a Baby Driver; pero ya que hable de John Wick...
Ahora, es aquí donde empieza a cobrar sentido toda la introducción con la cuestión de la acción, porque específicamente quería hacer una conexión con la imagen y su tratamiento.
La idea general es que toda obra tiene una dirección, posiciona todos los elementos en imagen y busca dar con planos impresionantes porque todo elemento en pantalla está puesto intencionalmente, ya sea para dar un mensaje implícito o para dar al espectador una imagen sobra la cuál pueda exaltarse.
El caso con la acción es un tanto particular, pues en estas era donde se buscaba hacer secuencias que se vieran lo más rudas y movidas posibles. Con la llegada de los 2000’s la popularización del CGI provocó un uso plástico de la acción, dado que pensaban que solo bastaba con acrobacias locas por computadora para que se viera bombástico, camuflado con movimientos y cortes más veloces. Pero yo considero que hubo un parteaguas sobre el que se cimentaba el nuevo tratamiento de la acción por los 2010’s: John Wick.
Dicha película no definió nada, pues toma referencias de películas dosmileras junto con suspense ochentero y coreografías a lo Matrix con enfoque realista; pero sí popularizó un nuevo formato de acción basado en movimientos la mayoría de veces suave para detallar movimientos generales, seguido de cambios de toma (y/o transiciones) rápidas para que se sienta la tensión en el ambiente.
Baby Driver no parece estar en conjunto con este tipo de dirección, pero aquí la cuestión es que el énfasis está en las persecusiones, las escenas donde hay tiroteos y el clímax. En este momento se nota que esta película pone la música en el tope de prioridades, seguido de una dirección que especifique lo que está sucediendo en cada momento dentro de la psique de los personajes dado que entre esa acción da pie a detalles que si se dejaran al aire entonces se verían como elementos salidos de la nada.
Como es evidente, son principios esenciales para que una película sea funcional, pero si no están bien fundamentados entonces se usarán sin siquiera saber por qué están presentes. De otro modo algún director podría intentar hacer una película basada en la sincronización de música e imagen pero sin saber que estos detalles son relevantes y daría por resultado una especie de Dance Dance Revolution sin gracia alguna, o ya de plano un videoclip de más de hora y media.
Pero el segundo motivo de por qué estoy metiendo esta palabrería sobre que Baby Driver proviene de la misma escuelita de John Wick es que esta última definió algo que es una tendencia en las cintas de acción: énfasis en la acción sacrificando la parte escrita.
En las obras de acción ochenteras y noventeras se llegaba a ver cómo toda esta acción estaba presente a modo de provocar una evolución de personaje, el cuál tenía sus facetas propias antes que arquetipos. No recuerdo muy bien Die Hard ni Robocop, pero esas películas más allá de ser tonterías llenas de acción tenían un motivo. En Die Hard el protagonista estaba en constante tensión porque luchaba contra unos ladrones que tenían a su esposa (con la que intentaba reconciliarse) como rehén. Robocop parecería una historia con acción bastante gráfica y violenta, pero en el fondo escondía una trama más profunca (típico del cine de Verhoeven).
Pero para el caso, es en la modernidad donde se va perdiendo toda esta escencia de mostrar un trasfondo o siquiera un poco de profundidad a lo que se presenta para que cada movimiento del protagonista o hasta de los antagonistas pise con fuerza. Baby Driver no muestra básicamente nada de nadie: del protagonista se sabe la historia de cómo llegó a ser conductor por DIÁLOGOS y el trasfondo de su tinnitus solo se da por flashbacks que poco añaden.
Este es el verdadero problema, que estas películas traen un tratamiento de la acción correcto tras una década bastante cuestionable, pero sacrifican la parte más importante de una obra. Pero ¿Saben? A final de cuentas creo que no me molesta del todo y lo considero un mal necesario.
A ver, me quejaré porque cada día sacan obras más insípidas, pero creo que si un autor tiene el cerebro suficiente, entonces le será más fácil o aprender a hacer una historia interesante, o contratar a un escritor que tenga verdadero interés en contar algo. Porque a final de cuentas existen muchas obras plásticas, pero cada que veo una película reciente me pongo a prestarle atención a la forma de dirigir de esta gente y veo diferencias marcadas que muestran cómo utilizan el léxico cinematográfico para detallar cosas que son mejor mostrarlas antes que contarlas... Solo es cuestión de tiempo para ver un nuevo Ciudadano Kane, otro Network u otro Das Boot.
Viendo la balanza, Baby Driver está como una propuesta mediocre en mi libro, pero no quita que sea una obra que más allá de un manejo fenomenal de la parte sonora y una dirección que ya muchos envidiarían, tropieza horriblemente dentro de los clichés de este tipo de obras.
Tendrá un estilo extremadamente marcado, pero una mejora con el tema de historia y desiciones que toman los personajes dentro de la historia creo que no le vendría mal...
Por mi parte yo creo que esta película está bien para entretenerte un rato, pero ¿Verla más allá de una vez? Posiblemente...
Portada | Nombre | Año | Autor | Puntaje |
Baby Driver | 2017 | Edgar Wright | ★★★ |