Desde ese mes de noviembre de 2021 que empecé esta entrada de blogs, comenzó a surgir una idea que hasta el día de hoy no ha hecho más que resonar en todo mi entorno, de alguna u otra forma. Es curioso ver cómo con el pasar del tiempo el material audiovisual ha reinado en nuestro consumo de material en internet.
No nada más existen los youtubers, quienes tratan de lavarnos el cerebro con el material más ruidoso posible para llamar la atención de audiencias cada vez más distraídas e indecisas; provocando la existencia de “tiktokers”, quienes brindan contenido de consumo directo: sin planeación, sin aparente alma, solamente de consumo directo.
Pasando página, también los tenemos para consumo de contenido de larga duración: los streams en la plataforma más popular de esta categoría se dedica a incitar a tener el síndrome de Truman para aquellos que se exponen a largas jornadas de consumo (y creación) de contenido de este tipo. Incluso los podcasts, que se supone es contenido de formato audible, sufre del mismo problema: se tiende a preferir ver a dos personas hablar con X cantidad de cámaras que enfocan los mejores ángulos y así podamos sentir esa aura “genuina” cual charla se tratase.
Ni siquiera para el tema del aprendizaje se salva del presente fenómeno: los cursos en línea tienden a recuperar información escrita para poder ser adaptada en un formato que sea digerible para todos, y puede que hasta simplificando de más ciertos conceptos.
Al ver todo este panorama, pude entender una cosa verdaderamente importante, y es que en el futuro sería un milagro ver a personas que sean capaces de aprender o siquiera sostener un texto de una extensión considerable por más de 10 minutos, no importando si es un poema, un cuento o una documentación de un sistema o proceso.
Pese a esto, normalmente caemos en un sesgo cognitivo al pensar que cada vez menos personas leen, cuando la realidad es que hay montones de personas que siguen teniendo la capacidad de la lectura. Pero no implica que es una realidad el hecho de que a día de hoy se prefiera mantener un consumo de media audiovisual antes que puramente visual o auditiva (ergo, texto puro y duro).
Normalmente cuando nos preguntan en clases sobre consultar información para fines investigativos, lo que se suele hacer es buscar una fuente preferentemente audiovisual, dado que es más explicativa, y nosotros al ser seres que basamos casi todas nuestras actividades en las experiencias “ojo-centristas”, puede llegar a quedarnos más clara la infomación investigada. No por nada incluso se han llegado a crear referencias APA para videos de youtube (y no sé si es oficial, pero creo que hasta existe un formato para videos de TikTok).
La palabra escrita aburre para consumo de contenido casual, pues requiere de nuestra atención completa para poder ir comprendiendo lo que se está consultando, además que el desprenderse de dicha actividad es relativamente más sencillo y cuesta más trabajo retomarla (si no se está acostumbrado). El material audiovisual en cambio, es fácil de ver, es adictivo por la cantidad de información visual que recibimos, no requiere consumo de energía y si la requiere, es relativamente menor, retomarla si se abandona es más sencillo dado que se puede reiniciar fácilmente si es necesario.
No por nada muchos creadores de contenido en Youtube (la verdad es que solo uno lo ha dicho, pero no recuerdo quien) han mencionado que “es más fácil hacer viral un video antes que un blog de una página”. Es la pura y cruda verdad: nosotros podremos derramar lagunas enteras de tinta, pero a estas alturas tendrá menos valor que el video de un gatito cayendo en internet.
¿Esto es malo? No del todo. Con el contenido en formato audiovisual se pueden explicar conceptos medianamente complejos de manera instantánea, además que brindan una mayor retroalimentación si uno no sabe o no conoce del tema que está viendo. Esto es interesante para ESE tipo de videos más dedicados a ser informativos o explicativos: un tutorial, una receta, divulgación; pero si entramos a las tendencias de lo que se suele ver en el mundo, tendremos un golpe de realidad.
Como este escrito es más un comentario personal, tendré que ser demasiado sincero: la palabra escrita es lo mejor para conseguir información útil, además que, si uno sabe cómo aplicarlo, puede conseguir información valiosa con mayor rapidez en comparación al material audiovisual.
No me estoy refiriendo a que debemos de rechazar la palabra hablada, pero uno no terminará de comprender cómo es que se le permite a gente sin habilidad para comunicar la posibilidad de darselas de vloger en Youtube. Montones de youtubers conocidos que solo basan su contenido a base de balbuceos sin sentido que por alguna extraña razón son del agrado de la gente, o de charlas que en ocasiones no tienen pies ni cabeza pero que terminan por gustar a todos, pero que tarde o temprano dan cabida a malentendidos (no por nada hay flame wars en internet que empiezan por estos).
Si vamos al sentido del contenido basado mayormente en lo visual, se puede comprender que se necesite de dicho material para explicaciones más específicas o abstractas, pero en serio que detesto ver cómo es que hay videos que tienen ediciones ridículamente detalladas para videos que no lo necesitan.
Volviendo al tema de la palabra oral, está claro que todos podemos hablar, pero realmente pocos saben comunicar lo que tienen en mente. El habla es una habilidad que se practica y se usa cuando es necesario, pero si esta es meramente opcional, entonces es perfectamente omitible.
Es en parte éste el motivo de por qué la mayoría del contenido en youtube ni siquiera debería de tener procesos de edición complejos: no requieren de esa cantidad de imágenes y clips de video cambiantes en todo momento, sino que solo basta con una que otra imagen estática con fines referenciales para que se sepa de qué están hablando.
¿Por qué entonces veo que la palabra escrita es mejor que la palabra hablada?
Es mayormente objetiva, pues no se atiene a particularidades emocionales del emisor.
No requiere de gran práctica, solamente se necesita aprender vocabulario esencial y escritura básica para dar a entender tus ideas.
Es un ejercicio inspirador: hace que dejes de ser un hablador y te incita a pensar primero sobre lo que escribes.
Es más fácil que pase el examen del tiempo, mientras que el material audiovisual se obsoleta lo suficientemente pronto. (Aplica solo para narrativa, divulgación y ejercicios como el presente; textos científicos están en constante cambio).
El texto nos obliga a prestar atención a lo que leemos, mientras que el video es fácilmente ignorado si tenemos déficit de atención o no termina de introducirse correctamente.
Puede que se haya notado que en su mayoría, cuando me refería a la “palabra hablada” siempre apuntaba al contenido de formato audiovisual en youtube y tiktok. Esto se debe a que es el más conocido y el más cuestionable, pues culturalmente se usan estas plataformas para procrastinar y dejar de lado el tema de la búsqueda de información.
Ambos tipos de comunicación tienen sus pros y sus contras, pero precisamente el punto de este ensayo es mostrar cómo realmente el uso de estas plataformas no es el adecuado, tanto por el tipo de contenido que consume, así como la forma en la que es creado y distribuido el material que pasa por estos sitios.
No es precisamente malo buscar este tipo de contenido (basado en ser relajado, divertido), pero tampoco me alegraría pensar que lo mostrado en Farenheit 451 se esté aproximando a nuestra realidad.
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