Fecha: 26 de Julio, 2022
Autor: Coffee17
El Lazarillo de Tormes: Lo que se sabe
Pimeramente, tengo que hacer un resaltado sobre lo que se está a punto de leer, dado que en general este ensayo contiene pasajes personales (cosa particular, pues yo realmente no soy de aquellos que gusta de hablar sobre vivencias propias más allá de tener la función de servir como recurso para dar un argumento).
Y es que ¿Cómo que lecciones aprendidas? ¿Se supone que una novela de hace 500 años me va a dar una lección de vida? Pues a decir verdad, a mí me la dió, y fue de lo mejor que pudo haberme pasado.
Sucede que realmente no soy una persona ávida por la lectura, prueba de ello es mi pobre biblioteca con apenas 25 textos en físico y uno en digital que haya leído de manera completa y a detalle en mi vida. Sonará una situación grave, pero es que simplemente no se me otorgó el don de la lectura; tristemente esa habilidad le fue otorgada a mi hermana, la cual consume libros cual comida.
Sin embargo, desde hace tiempo he empezado a considerar la idea de cambiar de hábito: busco leer por lo menos un libro por mes; que parecerá poco, pero se nota la diferencia si se compara con el ½ libro que leía por año. Empecé en mayo, con una lectura que no era más que un compilado de ensayos sobre cine, para después tomar una pausa en junio por mi carrera; pero volviendo a retomar mi vida, fue en este mes que decidí volver a tomar ese libro que dejé en sus primeras páginas hace ya 8 años y, ahora leerlo de inicio a fin: El Lazarillo de Tormes.
Es básicamente complicado decir algo que no se sepa sobre el Lazarillo. ¿Qué voy a decir? ¿Que fue la que impulsó ese estilo picaresco y burlón de la literatura española? ¿Que fue una dura crítica a la situación social de los mil quinientos? ¿Que es, a resumidas cuentas, una respuesta a las novelas caballerescas y épicas sobre el honor de la época? Creo que todo lo que se busca saber sobre el Lazarillo de Tormes ya está resuelto; incluso el tema del autor, que siempre lo he visto como parte de su gracia el que se revele su escritor como anónimo gracias al contenido de este.
Históricamente, la novela surge (al igual que muchas otras) gracias a la situación social que se vivía en España, debido a que el reino había sido sumido en una guerra religiosa que, por lo visto, trataba de confrontar la visión luterana que se estaba gestando; a la par que, como se sugiere, el reino español seguía viviendo en una precaria edad media, mientras que el resto del mundo parecía seguir avanzando gracias a la gestación del renacentismo.
¿Muchas flores al Luteranismo y tanto odio a la situación sociopolítica española? No es mi culpa, así es como la versión del libro que leí menciona el contexto histórico dentro de su reseña. Pero algo ciertamente está claro: el autor conocía muy bien ciertos lugares que se mencionan en la novela, implicando entonces que era alguien que en algún punto de su vida conoció de primera mano la gravedad de la situación a la que se hace queja en la novela. Aunque realmente nunca se ha llegado a confirmar esta aceveración.
La historia del Lazarillo es tremendamente conocida aún si uno no ha leído la obra original. Es precisamente de su simpleza de donde sale su mayor fuerte, al ser una novela que no se deja llevar por textos largos ni descripciones concretas de las situaciones a mencionar, hace que cualquier persona pueda dejarse llevar por el ritmo tan ligero que posee la obra.
Inicia con un prólogo que menciona cómo es que este relato es corto precisamente porque se trata como un resumen de las vivencias del Lazarillo desde su infancia para poder terminar de comprender el “caso” que se recita dentro de esta aparente autobiografía acomedida en su ficción sobre la mujer de Lázaro y el arcipestre. Acto seguido, pasa a dar cuento de lo que fue su vida.
Los primeros tres tratados son los que más se pueden rememorar dentro de la novela, pues todos son contínuos y no tienen cambios de estilo narrativo ni variaciones graves entre temas. El primer tratado siendo donde se habla la vida del Lazarillo sirviendo a un ciego tacaño, el segundo siendo un clérigo avaricioso y el tercero un escudero pobre y caído en la miseria, pero mostrando su cobardía al abandonar a Lázaro ante una situación de deuda. En esta parte del libro se enfatiza el tema del hambre, pues este trataba de dar un punto haciendo queja sobre cómo mientras más avanzaba Lázaro (con amos de más estatus), menos recibía; a manera de demostrar sobre cómo los valores de las personas que representan sus amos eran realmente falsos retratos para mantener las apariencias.
Pasado el tratado cuarto, llega el que podría ser el que sería el fragmento de libro más polémico, al punto que sufrió de ciertos añadidos para aligerar la carga crítica que tenía; pues este pasaje (donde Lázaro es tratado más como testigo) tiene como tema central el engaño dado para concebir una falsa creencia o fe con fines puramente egoístas. Es tal su rudeza “literata” al punto que por bastante tiempo se publicó el libro sin este tratado o incluído con interpolaciones que borraban por completo la intención original de este quinto tratado.
De los tratados seis y siete no puedo decir mucho, pues son poco más que revisiones rápidas a lo que sucedía en la vida de Lázaro; el primero fungiendo como transición a la última parte del libro, mientras que el segundo es un resumen de su vida hasta su actualidad (si se recuerda que la novela parece escrita de manera autobiográfica), donde se trata de hacer una sutíl burla sobre cómo es que el protagonista acaba “subiendo de esátus”, pero no como señor de honor, sino como un pobre pregonero mantenido que come de la palma de su “colega” arcipestre convenientemente casado con la criada de éste y con la cuál se le sospecha de infidelidad; entonces terminando siendo la burla de su pueblo, así como del lector para el final de la novela.
Nuevamente, toda esta “aventura” parecerá una sencilla y simplona para aquellos que ya estén acostumbrados a la lectura, pero tengo algunas cosas que me ayudaron a ver de otra forma este arte tan maravilloso y que ha acompañado a la humanidad desde que es un ser civilizado.
Todos estos puntos se pueden notar con otros escritos, pero el Lazarillo de Tormes, al ser una lectura relativamente accesible, me ayudó a comprenderlos de mejor forma; y más tomando en cuenta que también soy un aspirante a escritor. Por lo que las enseñanzas que este libro me dio fueron:
La sutileza narrativa: Normalmente cuando agarraba un libro y lo leía, me encontraba con el problema de que generalmente tendían a explicarte todo a base de diálogos titánicos que arruinaban la intriga. Prueba de ello son las novelas de Dan Brown (que algún día hablaré de él). Pero este libro me demuestra que no se necesita que el propio escritor te explique directamente lo que está sucediendo, sino que basta con presentar la situación; como en el tratado cinco, donde pasado un momento uno nota a kilometros que todo el cuentro del alguacíl es parte del engaño que planearon él y el buldero (y eso que este momento es uno muy fácil de ver).
Escritura ligera y corta: por mucho tiempo llegué a creer que, si quería llegar a escribir una obra, tenía que tener una escritura donde todo se describiera con lujo de detalle. Al ser el Lazarillo de Tormes una obra de estilo más “informal”, muestra que no se necesita de más añadidos que los que la historia necesite. Porque si uno llegara a, por ejemplo, tratar de describir todo el paisaje y entorno dentro de una escena que se supone de persecusión o huída, entonces la tensión se pierde. En este caso, al ser el Lazarillo una historia donde se tratan de describir las situaciones de la manera más puntual posible, los detalles poco importan, sino las acciones de los personajes y la intriga del qué pasará. Una muestra de ello son los tratados cuarto y sexto, los cuales no abarcan ni una página, pero sirven de recurso para transicionar a los siguientes tópicos.
Simplicidad: Esta va de la mano con la anterior, pues en mis intentos por escribir alguna de las tantas historias que tengo siempre en mi mente, cuando las intento plasmar en papel las acabo desechando por ser simplonas o poco detallistas. Pues esta novela me enseñó que la simplicidad no es un punto débil dentro de una obra, sino que es una forma de narración para ciertos casos.
Finalmente, que no importa qué tan estúpida puede parecer una idea que uno tenga, siempre puede ser plasmada en papel: Esto fue una lección importante, pues cada intento mío por escribir alguna historia acaba siendo idea desechada tras idea desechada porque me parece infantil, demasiado fantasiosa o poco detallada. Pero lo que me hizo quitarme ese miedo interno de escribir mis ideas en papel o algún procesador de textos fue la continuación del Lazarillo de Tormes.
Por alguna extraña razón, a alguien se le hizo buena idea el crear una historia que sucediera a la “gran épica” del Lazarillo; pero no del modo tradicional, sino rompiendo con todas las ideas que la obra original poseía. El concepto de esta continuación poco conocida del Lazarillo de Tormes es la de utilizar el personaje de Lázaro y, acto seguido, convertirlo en un atún para continuar su odisea en el mar.
Tan estúpida es la idea hasta el punto que en 1620 un fanático de la obra original quedó horrorizado al leer este particular cuento y decidió él mismo hacer una real continuación que contuviera (casi) los mismos temas que la obra original poseía.
Este tipo de anécdotas te hacen considerar la idea de que, al momento en que uno intenta escribir una historia, puede llegar a ser buena o mala, pero como mínimo puede existir sin ningún problema. Esto lo anoto entonces como impulso, pues me ayuda a despabilarme ante el miedo de escribir y ver que el producto resultante es uno imperfecto; pues nosotros al ser seres humanos, no alcanzaremos ese sueño de tener algo completamente exelso, por lo que es preferible tener algo hecho que algo perfecto (espero se entienda el por qué).
Ahora bien ¿Es acaso el Lazarillo de Tormes un libro maravilloso? Podrá parecer pretencioso que lo diga yo, alguien que no está acostumbrado a la lectura, pero tengo que decir que realmente no parece ser esa obra maestra que se retrata, aunque se entiende su estátus de clásico.
Claro, redefinió la literatura española y mostró una visión más realista y cruda de la sociedad de su tiempo, pero en cuanto a calidad, no me termina de gustar el hecho de que de siete tratados, solamente 4 son completamente relevantes e interesantes de leer, mientras que el cuarto, sexto y séptimo se sientan sin alma (aparte de ser muy cortos). Además que nunca me terminó de convencer el hecho de que se cambie el estado del protagonista de participante a espectador durante el tratado cinco (aunque obviamente se comprende).
Sumado a eso, su escritura es decente, pero al ser muy simplista, se pierden verdaderos detalles dentro de la obra, sobre todo en los últimos tratados. La verdad quién soy yo para darle una valoración a un libro, pero si tuviera que hacerlo, diría que un siete le queda como anillo al dedo.
Como sea, lo dejo hasta aquí porque si en una de esas le continuo, posiblemente acabe arrepintiéndome de haber escrito todo lo anterior y lo borre.